Yo me iba de Corfú, destino
a Melos. Ella lanzaba conchas
a las olas, sentada en una roca.
No es fácil esperar. La mirada
se acaba. Pierde su brillo.
Pero allí sigue. Amarrando el azul
del Jónico al Egeo. Todo
dura en la vida y es eterno,
mientras somos capaces de admitirlo.