Escena de casa


Ye qu'anque nada puea
detenese,
fui tan feliz que yá ye suficiente. Baxo'l
escurecer, equí, recuerdo
agora
la vida madurando
como un frutu brillante. Les andarines fieles
xirando hasta la cuadra y el golor
de la yerba.

-Mio ma yera tan moza...-

Esistió too en mi. El cariñu y la infancia
como un pan abondante,
los rayos del branu entrando
hasta la siesta. El nome delos páxaros,
el so cantar. Lluciérnagues
col silenciu prendíu so les nueches
tan llargues.

Too fue tan de verdá que ye bastante.
Más p'allá, los palos de la lluz,
los maizales
y el mundu terminábase.

Y sé también qué significa la esperanza


Y sé también qué significa la esperanza:
todo pudiera ser, pero no es nada.
Hemos venido a construir el nido en vuestros brazos,
a pasar un invierno junto al fuego
y recitar el frío de las cigüeñas. La vida es esto,
amor mío, esta mano que tiembla cuando quita tu ropa,
esta lluvia que arrolla en tus espaldas, este molino de agua
que hace girar tus ojos.
Estaremos aquí hasta que pase la bandada
con la que hemos llegado
y entonces cerraremos las puertas de la casa,
dejaremos los muros mirando nuestro vuelo,
y nos alejaremos. Todo seguirá igual
y alguna flor por mayo crecerá con tu nombre.
La vida es poca, amor mío, (si restamos las horas
en que nos preguntamos quién somos realmente
o salimos al mundo con la máscara puesta),
y los días se acercan tan puntuales
con sus rollos de luz,
que una pausa a mediados de la noche
rompería los péndulos del cosmos
y se vería en tu carne el secreto del tiempo.
Nos iremos. Eso es todo. Y en las verjas del patio
donde hemos sido hombre, niño, mujer, adolescentes,
enramarán tu alma para impedir el paso.


Gus




Ay, Gusana qué sola
se sintió bien temprano,
al ver vacío el hueco
de su Gusano.
En la misma manzana
cincuenta años...
cincuenta años durmiendo,
cincuenta paseando.
Juntos toda la vida,
Gusana con Gusano,
juntos a las lechugas,
juntos a higos pasos.
Ay, Gusana, qué pena
cuando estira los brazos
y no toca la barriga
de su Gusano.
Cincuenta años queriéndose,
cincuenta años casados,
cincuenta años, cincuenta,
hasta que se jubilaron.
Y ahora que iban a ir
de vacaciones a un plátano,
a un agujero nuevo
a orillas del verano...
¡A Gusano lo pisa
la pata de un caballo!
Ay, Gusana qué largos
se te hacen los sábados.
Gusano te diría:
¡Levántame ese ánimo!





Dile al Faro


Dile al faro
que nuestra barca ha muerto,
que ocupen nuestra roca otros dos jóvenes
y que todas las tardes
la arena tenga huellas parando las mareas.
Lo siento de veras, pero tengo que irme
hacia la tierra adentro de los míos.

Música: Negra sombra
Mar adentro B.S.O, 2004
Carlos Núñez y Luz Casal

Negra sombra
Cando penso que te fuches
negra sombra que me asombras
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa
Cando maxino que es ida
no mesmo sol te me amostras
i eres a estrela que brila
i eres o vento que zoa
Si cantan, es ti que cantas
si choran, es ti que choras
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora
En todo estás e ti es todo
pra min i en min mesma moras
nin me dexarás nunca
sombra que sempre me asombras.


Realización:

Libro de los muertos




Llamo al extraño
ser que habita en mí:
Hombre, levedad, agua
de los aljibes del silencio,
bruma de la palabra
norte,
guitarra del vagabundo de la muerte,
ceniza de la forma,
yo en ascuas en tentación,
desertor incandescente
de la noche.

Fragua antigua de la vida.
Libro de los muertos.

Nadie responde.

Viodo


Siempre creí que el viento nacía en Viodo. Pensé que el mundo en Viodo terminaba. Viodo era para mí el paraíso. Allí conocí el fuego y probé el agua. A Viodo yo le debo el pan caliente. En Viodo yo lo tuve todo un día. Viodo estaba tan lejos como un año. El nombre de los seres que no olvido. Los nombres que devora la distancia. Ca Telvina Carola y ca Rogelia. En Viodo apenas hoy me queda nada.

El cementerio donde mi madre duerme. La casería de los antepasados. El altavoz ronco del colchonero. Mi infancia de la mano de Remedios. La esbeltez del depósito, la escuela. El Castañeo, La Huelga y El Pozón. El llanto demencial de María Pacha. El yunque tempranero de la vida. El «Atrevido» atado bajo el hórreo. Las ristras de maíz como hambre fresca. El andaluz con aliento de vino. Las rosas de cien hojas de la huerta. El vaho protector que había en la cuadra.

La tierra que está encima de mi madre. El Estrián, agosto, tierra seca. La «gradia» y el surgir sin fin de las patatas. La claridad camino a Lavandera. El olor de la cal y los orígenes. La acritud del cucho en la antojana. Los altos eucaliptos vigilantes. El hule y la masera adormecidos. Las potas borbollando a fuego lento. El molino y la acequia en casa de África. El Humedal, la fuente, los narcisos. El sendero que sube hasta Bañugues. Atajos que bordean la mañana. La vía y los vagones de la mina. La estatura campesina del mundo. Los bálagos que visten el paisaje. El eco de la «línea» en Entrerríos. Secunda con su burro y las albardas.

El nicho en el que mi madre espera. El humo de la leche que se ha ido. Una mujer de luto con calderos. Una fuente donde lavan y cantan. La habitación cerrada por la ausencia. El rosario susurrado en penumbra. Los viveros tapados con un plástico. La chispa y la alegría de Clarina. El vaso con el perejil reciente. Los tiestos con crisantemos y dalias. El costurero, el huevo de madera. La lata de las cartas y postales. El cofre que guarda unas escrituras. El barreño de cinc, la palangana. Remedios que huele a limpio y a buena.

El eterno descanso de Luz Ovies. La higuera en el camino a casa Amparo. El campo de la iglesia, las campanas. El Bar Central, Ladino y Manolita. Aquel cuadro de «La última cena». La agilidad nerviosa de Marcela. Los estorninos y el ballico de Guerble. El día de la fiesta, las lanchitas. La procesión, la fe en «San Bartuelo». El aceite guardado por si acaso. El perfume a manzana en la panera. El musgo en las juntas de las ventanas. Los primeros tractores que llegaron. Los zapatos que Luis pone en entierros. El traje oscuro, la camisa blanca.

La lápida de Nieves y mi madre. Las vigas donde el tiempo se ahorca a diario. El «forno» donde el humo permanece. El cristal roto con la cinta aislante. La rama del laurel para el cocido. El azafrán y la canela en rama. Las golondrinas crías, su pico abierto. La cortina que había en la carbonera. El armario empotrado inalcanzable. El que cobra lo de las funerarias. El plumier de Adelina para Reyes. El reloj de la comunión. La esfera. La cinta atrapamoscas en el techo. La persona que varea la lana. El gancho con el trozo de tocino. Nori que borda para Albandi sábanas.

El cuerpo de mi madre tras el mármol. La muerte de Pacita, ¡qué lejana! El gesto y la bonanza de Zulima. María Estébana regando ropa al verde. La hoguera en la que queman trapos viejos. Unas astillas dentro de la hornilla. Los piñones que soltaban las piñas. Aquello de «Dios bendiga esta casa». La taza grande para el chocolate. La luz feliz que nunca más he visto. El «rinchar» del carro en la madrugada. La boda, el mismo día, de José y de Pilina. La luz sobre el silencio apolillada.

¡Viodo, qué cerca y qué apartado de mi vida. Cuántos sueños cruzando casa Flora. Cuántas noches bajo a los Abanales. Y cuántas Manolo me corta el pelo! Viodo. Ca Llarriba, Llabaxo y ca Santana? (La Nueva España, 5 de noviembre 2008)

Homenaxe


Nun volveré nacer. Naide
lo fizo. Pero por si los muertos
anden ente nosotros
coles señes cambiaes y unos vistíos
nuevos y el so corazón propiu,

PIDO
ser esti mesmu yo nel que viví,
con toles míos maníes,
con tolos míos defeutos.
Díxilo munches veces
y otra vez lo repito:
quiero nacer ellí, onde ronca'l Cantábricu
contra'l cuerpo oxidáu
del mio Llumeres, un puerto, mui
al norte, con galipote y mofu
y botes y lancheros.
Escuchar los glayíos
d'unes muyeres buenes llamando -dende la nueche alta-
a los sos homes,
porque ta la mar mala
y mal iviernu.

Que la mio imaxe primera seya la to caruca,
madre mía, y lo smios deos te toquen,
dende yá mui de neñu,
como'l que posa un poco de brisa
nuna flor,
como'l que tien mieu mancar la piel
d'algo tan tierno.

Ellí mesmo, nunca casina baxa con balcones
azules
a la vera'l camín ente'l
faru
y el cielu. Al norte, muncho
al norte, -casi en plenu abandonu-
onde toles mañanes sonaba la sirena
porque morría un mineru.
Que los mios hermaninos quieran
ser pa siempre los míos;
y un domingu mio pá
nos amarre un columbiu nes
cañes más gordes del peréu.

Que tean nel so sitiu les coses que me falten
y que fueron
los güeyos qu'aprendí,
qu'un día nun abrieron les sos contraventanes,
nin podaron los árboles,
nin tendieron la ropa
nin salieron xamás al panaderu.

Ellí, tien que me ser ellí, xusto
onde sentí tantu fríu per fuera, tantes
ganes de tanto,
como cariñu dientro. Al norte, muncho
al norte, entre maízos fondos
y horros altaneros, bazo los qu'entovía
dalgunos díes, mui ceo,
oigo cómo clabuña'l filu a les gadañes
el martiellu del tiempu.

Por eso, cuando me toque dir,
pa que nun se nos faiga abegosu'l realcuentru,
que me metan puñaos de salmoria na voz
y, nos remos del alma,
que m'añuden to nome, madre mía,
en llugar de cruciame les manes
sobre´l pechu.

Incertidumbres


¿Quién será el que, un día y otro día, maniobra los péndulos de esta realidad? ¿Quién subirá a poner el mundo en hora, mañana tras mañana, antes de que la luz oriente sus espejos hacia el Norte? ¿Quién estará detrás del clima, apuntalando sus rutas y su cansancio? ¿Quién con gigantescos arpones, a la captura de infortunios y plagas? ¿Será cierto el universo, serán verdad las fases de la naturaleza, las desdichas del hombre?

¿Alguna vez, posiblemente pronto, nos dirán que la noche no es la noche, que no habrá sol en unos lustros porque está en obras en los laboratorios; que la Luna es injertada? ¿Alguna vez, sin apenas tardar, descubriremos la sequedad del agua, el mecanismo del verano, la química de los atardeceres, el fundamento de la sangre? ¿Quién suministra el carburo a las estrellas; quién propone sus lejanos destellos; quién las pule y las apaga?

¿Cómo será el viento en su interior, de qué estará hecho el frío, de qué las circunstancias y los fracasos? ¿Cuánta pureza verterá la nieve en cada uno de sus descendimientos? ¿Cuánto sabrá la sombra de nosotros; qué sabemos nosotros de su silencio y sus frescas estancias? ¿La belleza, cuánto mide, dónde se oculta en tantas ocasiones, por qué se posa y permanece breve sobre tu cuerpo, en este instante, en estos campos y en esta rama? ¿De quién es el amor; quién nos lo arrienda eventualmente; quién lo echa a volar con anillos secretos; quién lo tiñe de púrpura y le inculca palabras?

¿Mira alguien lo que vemos; nos vemos como nos miran? ¿Si yo atisbo claridad y deseo el límite azul del horizonte, por qué tú presupones despedida y distancia? ¿Quién nos enfoca la contemplación; quién nos gradúa el alcance y las definiciones? ¿Y el pensamiento, podrá ser desahuciado en unos años; nos entrarán en él con dragas y linternas? ¿Cuántas toneladas de nombres y presencias acepta la memoria? ¿Por qué no se repiten los seres ni los árboles ni la temperatura ni las aves?

Si somos únicos, ¿por qué tan inconsistentes y tan infranqueables? ¿Por qué tan impasibles y tan brutales? ¿Quién asegura que no seamos lo mismo en otra carne, lo mismo en una sensación muy diferente? ¿Quién me corrobora que no hay regreso, que no poseo más opciones que llegar al final del camino y hundirme en lo que promulgan eterno?
(La Nueva España, 10 de febrero de 2010)

Tarde d'iviernu


Prendo'l fueu. Y párome a mirar
cómo quemen los gárabos. Y párome
a pensar cómo marchen los díes. Y párome
a contar cuánto friu pasamos. Y párome
a fíxame cómo salten les chispes.

Si pudieres venir... Toi solu. La
casa calentina. Fai munchu vientu. Truena.

El fueu ponse bravíu.

Les llamaraes pronúnciente. Esguílame
la ausencia.

Camín de la escuela


Tan trancaes les puertes y les contraventanes
d'aquelles escuelines. Nun hai más que
silenciu sentáu nes escaleres. El caminín
tapáu por artos y rosines d'un rosalín
montés. Tarán dientro los llibros
que tanto m'encantaron. Tartarín, el corazón, d'Edmundo,
y el d'aquel d'Orihuela que pastoriaba
oveyes y el d'aquel principín sobre la bola'l
mundu;
y les fueyes gastaes de les enciclopedies
colos mapes, los ríos, los nomes de los santos
les llistes de los reis.

Ta too abandonao. Cubierto de maleza.
Como munches histories. Como munchos ayeres.
Como munches families. Como munchos destinos
sobre munches caleyes. La vida, la verdá, dacuando, ye bien ciega.

Voluntad de los hombres



Voluntad de la luz,
pósate en estos ojos
que me miran
como quien nunca ha visto
la salud tan de cerca.
Ilumina esta boca
acostumbrada
al oscuro alimento de la angustia.
Empapa estas facciones
parecidas
al gesto de la sed sobre la tierra.
Voluntad de los hombres,
erradica, tú puedes,
el aspecto infantil de las viejas
torturas,
la rigidez autóctona de estos semblantes
propios de la muerte,
la carne perfilada con las gamas del odio
y la vergüenza.
Tú que puedes, voluntad
de los hombres.
Son humanos aunque no se asemejen.
Son humanos aunque no lo parezcan.

Día a día


Yo veo que nos vamos
queriendo más...
-no sé cómo decirlo-,
tal vez más por completo,
más desnudos,
más íntegros,
más todo,
más necesariamente
todo el tiempo;
más menos de lo que antes
era mucho.
No sé cómo explicarlo,
pero sé cómo arde
el amor verdadero.

Llabradora


Tolos díes son iguales. Llévantase y enxagua los güeyos y la cara. Toma un sorbu café. Saca les pites, pon la pota a ferver, sacude les alfombres y barre l'antoxana.
Tolos díes igual.
Engulle unos bocaos porque hai que resistir.
Va mirar los viveros, el morgazu;
arranca cuatro berces, quita la ropa seco. Siéntase a repasala.
Tolos díes lo mesmo. Escurez,
bate un güevu. La tortiya francesa,
el parte. La soledá y el calavichu de la
contraventana.
Tolos díes. Unu a unu.
Una manera más
d'entrampiar la esperanza.

Qué sería del tiempo


QUÉ sería del tiempo
sin su ángulo futuro.


Qué surgiría del humo
sin su mitad
de tiempo.


Asfixiaría la noche
sus planetas
si nadie
ya
jamás
los adorara.
Sería


tan
corto
el
día
si fuéramos de espejo.


Sería de espejo
toda
la
ruta
hasta
el mañana.


Dilatarían los años
si se incendiara un beso.


Saltarían
los venados
la música
el arco iris
las horas, el calor
el hambre
si yo
originara un siglo.


Sería más puntual morirse un día antes.

Tan intensa como entonces


Aquelles pastes por si había visita. Los bolis qu'escribíen de tres colores. Los llibros forraos con papel d'estraza. El circu aquella nueche na Placina. Les canciones coles que namorámosnos. Los gladiolos ataos con una cuerda. La gaseosa de los díes festivos. El motor d'una sierra pelos montes. Les nuestres ansies de cumplir dieciocho. La vida trescurriendo como un soplu. Les nases y el fedor de la carnada. Les meriendes nel prau, cuando la yerba. Los guateques de los setenta y tantos. El rayu sol qu'entraba al mio cuartu. La caxa de cerilles colos grillos. L'empalagosa sede la mistela. Los brotos nuevos de los cuerpos neños. Aquel versu de Bécquer na carpeta. El besu tan inxenuu que nos dimos. Aquel cine d'Aute y Casablanca.
Yeren adolescentes y brillaben

como brillabes tu

aquel día de xunu en que te vi pasar

y bien pensé

que taba sobre ti'l mundu cerníu,

la lluz toa posada na to carne.
La vida que pasaba tan despacio. La edá qu'esfumáse ensin dame cuenta. La vida, tan estraña y tan torcía. La vida, tan poca casa, a veces, tan intensa como entonces.

La mio hermana amasando marañueles


La mio hermana amasando marañueles. El llápiz afiláu con un cuchiellu. Les gafes de buciar y les aletes. La muda plegada nuna butaca. L'escapulariu que trayía al pescuezu. Aquelles llibretes de fueyes crespes. La fariña con agua pa pegar. El yo-yo que salía de premiu en Fanta. Los sifones coles boles d'anís. Mio padre ferrándonos les madreñes. El gustu a mortadela na merienda. Los xitanos qu'aparcaben en Guerble. El calor de la cuadra nos iviernos. Les patates asades nos borrones. Aquel colchón de llana en que fondiabes. La mesma trenca de tolos noviembres. Les zapatiyes furaes per delantre. La temporada les freses con nata.
La so casa golía a eses roses que queden

resistiéndose al tiempu na canciella

una güerta.

Quédate con mis libros


Quédate con mis libros
cuando yo no esté aquí.
Que en las tardes de lluvia
el griego es más hermoso todavía
y quiero que conozcas la lengua de los dioses
y el silbante dialecto del invierno.

La mirada serena de los branos


La mirada serena de los branos. El golor les patates con cebolla. La paz hacia les siete de la tarde. L'hule de la masera yá bichada. La inmensa claridá les vacaciones. Los veleros que facía de periódicu. Les toperes na superficie mayu. La escursión a cuatro metros de casa. Una onza chocolate con pan tierno. Les cales que florecíen la ñora. El cuervu que robábamos les pinces. Les roses qu'esguilaben la milana. Los primeros tractores que llegaron. Les vares y balaos au m'escondía. La voz les pescaderes coles xardes. Los bólidos que yo coleicionaba. El canariu que duró venti años. La BH con timbre y con portabultos. Los cropanes con cromos d'animales. La realidá imposible de tenete. El furacu del contador del agua.
Qué sé yo lo que diera

por volver a tocate,

por sentite llamame,

oyíte respirar.

Qué sé yo lo que diera

por mirar pa les ñubes,

y anque namás que fuera

zarrar y abrir los güeyos,

-fogonazu de suañu-

poder vete pasar.

No tengas pena


Una gatita mía
ya tiene pena
antes que bigotitos
y antes que orejas.
Gatita, si algo te duele
no le hagas caso,
para el dolor hay hierbas
que son payaso.
Gatita, eres muy joven
para estar triste,
la tristeza es más ancha
que una gripe.
Venga, gatita, anímate,
abre los ojos,
que hace día precioso
para ir de topos.
Venga, gatita mía,
que eres pequeña,
para estar enroscada
entre la pena.
Ay, mi gatita,
anímate, que todo pasa,
te prometo encontrar
dos musarañas.

Para tu hada del siempre


Para tu hada del siempre,
por si quiere un veraneo
por las tierras asturianas
muy al ladito de Oviedo.
El Castillo de Las Caldas,
otros dicen de Priorio,
a tu hada qué le importa
qué sea un nombre o sea otro...
Aquí podrá descansar,
tejer sueños a la sombra,
o cocinar historietas
o sacudir las alfombras...
Tiene torres, arboleda,
muros altos y un jardín
y bodegas, pasadizos
y oscurísimas mazmorras....

Aquel reló de cuco na escalera


Aquel reló de cuco na escalera. Los retratos tan solos de la sala. Mio padre desarmando los motores. Los domingos perllargos y sombríos. La caxa na que taben les estampes. La guerra que me contiaba mi güelu. L'home del sacu que nos secuestraba. La escuela fría col fantasma Francu. L'afilador mui ceo de mañana. Les mariposes que se nos colaben. El molín de café muertu de pena. El coneyu matáu puestu al sereno. Aquel barreñu cinc au me bañaba. El fumu de la pota arroz con lleche. El dulzor del azúcar requemao. La bombiella col trapu coloráu. El sarampión picándome nos papos. Aquel entoncies too, que quedó en nada.

La mano de mio madre


La mano de mio madre na mio frente. La fiebre que fervía per febreru. El vientu que roncaba ente los cables. La lluvia qu'entraba peles ventanes. La nueche caleciendo na mio cama. La estrella na que yo ponía los suaños. La mar detrás de casa mui revuelta. El ruíu de los ratones pel desván. La vela cola cera na botella. La sombra de la vida proyectada. Los truenos que dexábennos a escures. El mieu que metíenme col infiernu. La pera de la lluz nel cabeceru. L'alcohol de romeru frotao nel pechu. Les sábanes moyaes pela humedá. El crucifixu que m'atemorizaba. Y a too-y debo'l ser lo que toi siendo:
Nun quixi namás que

ser

brevemente

feliz,

persona

brevemente.

Mui

breve-

mente

yo.

Versos esperdigaos



Echo de menos coses día a día. Busco la llibertá a cada pasu. Quito-y volume a lo que me pesa. Intento comprender lo que me pasa. Voi dando tumbos peles esperiencies. Tantiando la blandura y la dureza. Poniendo'l corazón a prueba siempre. Afuego los deseos inalcanzables. Confórmome con poques ilusiones. Duelme'l dolor del mundu cuando sangra. Trago saliva en munches circunstancies. Callo si sé que nun ando no cierto. Apártome si veo que toi de más. Desapaezo si nun me precisen. Respiro fondo si dalgo m'amarga. Echo de menos lo que voi perdiendo. Detalles de los que m'alcuerdo. Músiques, arumes. Partícules de mi van soltándose, gotes que se vaporien del mio agua. (La Nueva España, 8 abril 2007)

Soledad


La soledad es algo
que tiene cura;
y se quita más fácil
que la pintura.
Si están solos los árboles,
mueven los brazos,
y enseguida se posan
cientos de pájaros.
Si están solos los ríos,
van a la fuente,
y enseguida se bañan
en la corriente.
Si están solos los campos,
telefonean a mayo,
y grillos a montones
vienen pitando.
Yo nunca estaré solo
porque soy listo,
y quiero a mi familia
y a mis amigos.

La hora silenciosa de la siesta



La hora silenciosa de la siesta. El vinagre col que freguen la chapa. Un volador que suena dende Podes. El ganao moscando, los xatinos. Una pila bericiu col rozón. El cartel nun chigre que se trespasa. Les campanes d'Ambiedes tocando a muertu. Un perrín que va coxu, siguiendo al amu. Una bandada páxaros volando. El cielu anaranxando pel poniente. La xente que se xunta nuna casa. El llanto d'una madre dende un cuartu. Una mata d'hortensies al llau del paredón. El cestu de les pinces, les bayetes. Tomates madurando sobre un bancu. Un ñeru d'andarines nel aleru. La llentura que desprendi, al marchar, la funeraria.

Bocines apartada del bulliciu


Bocines apartada del bulliciu. Un platu agorollao pa los pitinos. Una ñube que tapa'l brillu marzu. Una figar de solombra aparrada. Una chaqueta enganchada nun sucu. El tordu col xiblu la primavera. Les rodaes del tiempu sobre'l barro. Una muda secando na baranda. Los llirios de la buelga que despunten. El cuervu solitariu pelos montes. La ñora coles güelles los caballos. Una casería triste y despintada. Les goxes enganchaes d'una viga. Los tiestos colocaos como quiera. Les parigüeles quietes nuna esquina. La pación tienra y verde na tablada.

Manzaneda ente los maizales


Manzaneda ente los maizales. Sacos de piensu basculaos nel suelu. La güela echando al vientu fabaraca. Les vaques que llámbennos una mano. L'amartellar que cabruña los sábados. La gaita que solloza, un pasacalles. Un borrón qu'afuma na distancia. La torre del reló y unes palombes. Un palaciu onde duerme la curuxa. El vuelu d'una pega sobre Vioño. El ñeru de la pega nun ocalito. El columpiu amarráu nuna caña. Un llavaderu llenu xuncos y maleza. El rosal trepador peles estaques. Una radio encendida, les noticies. El golor del pucheru hacia les once. La escalera que sube a la tenada.

Los precipicios qu'alcen al Ferreru. Bañugues despertando, pola espalda. Les escueles zarraes, sin cristales. Un burru a la vera la carretera. Los sanxuanes qu'abriguen cada casa. La mina de Llumeres aburrida. Dalguién qu'esparce guanu prau alantre. Les pataques en flor por tou Verdicio. Dos vecines variando los colchones. Un papel de periódicu con grana. La rueda d'un camión con perexil. Les gamuces nel mango de la escoba. Un cuervu amaestráu sobre una siella. Los xuguetes semaos y un triciclu. La mar col brillu'l sol posáu nel agua.
(La Nueva España, 2 de febrero 2007)

Imaxe a imaxe


Les espigaes paneres de San Jorge. Les chalanes que tán a calamares. El pozu col calderu porcelana. La que llava'l pescao y llueu escámalo. La que saya con pañu y con sombreru. La bolsa'l pan colgada de la puerta. Un grupu rapacinos pa la escuela. L'hachu que rechina en picaderu. Un camisón tendíu y una bata. Botelles apilaes nun carriellu. El socavón rellenu con escombros. Un armariu de lluna tou bicháu. La moto abandonada baxo l'horru. Un puñáu manzanilla y achicoria. Y un montón de cacharros y chatarra.

La espadaña Llaviana allá no alto. Los barcos que van rayando l'horizonte. La lluna que de sópito s'inflama. Cristales sobre'l muru de la güerta. L'esqueletu d'un somier como canciella. La mano que diz adiós a los aviones. La gatina parida ente'l zarru. El pescador que vuelve cola paxa. Dalguién que bate güevos na cocina. Les vaques que regresen mui serenes. Un cantaráu que llega col nordés. Les llaves qu'esperen na zarradura. La marca de los años nuna cara.

Gozón texendo blimes a la fresca. Un duernu onde plantaron una planta. Una poza con munchos renacuayos. La vieyina que tose y después quéxase. El vendedor que trai xuegos de cama. La lleche recudiendo na fardela. El forcáu que tien poles guindales. L'abrigu que ventila nuna percha. Les lluces que se prienden poco a poco. La bombona butanu xunto a la entrada. El cuquiellu posáu nes castañales. La pelleya un raposu nel asfaltu. Los visillos pillaos ente les rexes. El contador del agua na pilastra.

Imaxes. Imaxes. Imaxes. Fueyes qu'arrastra'l vientu a nengún sitiu. Polvu sobre'l terrén que resquebraxa. Imaxes que vapóriense ensiguida. El guah.ín que ta soplando les burbuxes. Los segadores qu'afilen el cansanciu. L'espinazu varáu d'una vapora. La tabla onde se llee «viéndese casa». El fareru que fala a la borrina. La esquila de los díes escurridizos. Los teyaos abombaos de les selmanes. La novia qu'al salir llimpia una llágrima. (La Nueva España, 4 de febrero 2007)
 

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