Una fecha sin más




Una fecha sin más,
por ejemplo esta noche,
esta noche hermosa en que sé
que nunca volveremos a vernos;
pero hay luna y estrellas
y la vida está quieta como un árbol.
Esta noche, totalmente entera,
y mañana todo se verá nostálgico
y el recuerdo
tendrá tus ojos desde entonces.

Tengo miedo a la muerte


Tengo miedo a la muerte y a la
vida
y a decirte así de fríamente
los adverbios con que te amo:
ahora, de repente, apenas,
enseguida,
jamás, jamás. Jamás.

Cuando hayamos llegado



Cuando hayamos llegado
nos dirán que la eternidad
tampoco es para siempre.
Echaremos de menos la ventana del cuarto
donde tú devanabas la penumbra
y sangraba la parra en la hora del otoño.
La eternidad, seguro, es un dócil camelo
antes de separarnos definitivamente.


Me acordaré de ti


Me acordaré de ti
cuando caigan los copos de mi vida
tarde a tarde
y se vayan los pájaros
huyendo de la nieve.
Luego, el invierno no volverá
a pasar por estos territorios.


Y al final seremos tierra


Y al final seremos tierra
inútilmente tierra.
Tierra para la lluvia que nos caiga
para los pájaros que vengan,
para los niños que se escondan.
Tristemente tierra
para las hierbas que nos cubran,
para los árboles que broten
para los bueyes que nos aren.
Solamente tierra
para los hombres que construyan
para las tardes que se vayan,
para el recuerdo que nos nieve,
para la brisa que nos borre.
Tierra sobre la tierra
indiferente.

(A Fonsus)




Yo sé que mis palabras


Yo sé que mis palabras
van siempre en busca tuya
pero no hay otro modo
de decir que te quiero.
Y sé que mis palabras
no han sido todavía
capaces de expresarte.

Qué triste


Qué triste,
estar toda la vida
juntos
todas las noches
juntos,
todas las horas
juntos,
tantos momentos
juntos
y dejarnos
definitivamente atrás


Esta hora


Esta hora
caerá de tus labios como la palabra
amor,
pasará por tus manos indetenible
y no diremos nada.
Solamente ahora estamos aquí,
solamente nunca solamente.
Esta hora es la última
antes de que el tiempo dé vuelta
y nos confunda.

(C) Aurelio González Ovies
La hora de las gaviotas
Voz: María García Esperón
Música: Spheeris
MMXI

Cuando tus manos cierren



Cuando tus manos cierren
el cuento de la vida,
te diré por lo bajo
que siempre había supuesto
un final que nos dejara separados.

(C) Aurelio González Ovies
La hora de las gaviotas
Voz: María García Esperón
Música: Spheeris
MMXI

Anuncio por palabras


Se necesita un ser
que quiera compartir lo poco que tenemos
de lo mucho que aún queda.
[No han de importar sus años, su condición social
su domicilio...
Pero es urgente.
Alguien que entienda todavía por qué se van los pájaros
otoño arriba
a qué ha venido el hombre
a qué flor pertenece el color de los sueños,
en qué mes se desbordan las razas infelices,
con qué uvas se pisa la esperanza,
con qué refrán se cura la maldición de estar siempre
tan tristes.
SE REQUIERE que sepa manejar el idioma de las cosas sencillas.
y calcular el radio de los besos
y valorar los rostros que carecen de marca
y escribir en presente las ilusiones muertas
y entender la estructura de los gestos.
PREFERENTEMENTE niño - hombre - mujer - adolescente,
de la piel que quisiera,
con los ojos redondos como un significado,
con la voz siempre en fuga como las libertades
y las manos abiertas como diez intenciones.
Pero un ser, ante todo
que jamás haya visto un chubasco de sangre,
que no haya puesto nunca una trampa a la vida,
que haya bebido a veces un mar de malos tragos
y a veces con la rabia haya comido tierra.
Es también requisito presentarse a deshora
con el inmenso encanto de lo que no se espera,
con la sonrisa fresca como un chorro del alma
y el eterno secreto por que uno se enamora.
Alguien que prometiera
que es preciso muy poco para ser muy feliz a toda costa.
Pero es urgente.

(Para Elena y Julio y Andrea y Sergio)

No sé qué página es esta


No sé qué página es esta
de mi vida,
pero de lo que resta
voy a escribir muy poco.
Voy a decir que hoy es un día hermoso
para ausentarme
y compartir conmigo lo que no me comprendo
todavía.

(C) Aurelio González Ovies
La hora de las gaviotas
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI

Dos palabras


Dos palabras solo
y nada más:
amo la vida y por tanto,
a veces la detesto.

(Para Marian Suárez)

Cabu Peñes


Ye too norte. Ye’l norte en puntu. Per au albancia la claridá. Onde la tierra se desvanez y la lluz güel a ocle y sal. Ye fin, principiu. Ye’l cabu’l mundu, l’entamu l’agua. Ye superficie y profundidá. Castru y Gaviera onde les foles cueyen relevu y el nordés xunce les sos dos ales y echa a volar. Ye onde la rosa los vientos brama. Onde la nueche ta siempre encesa y la borrina suel madrugar. Per au traxinen toles vapores, ye per au borien tolos pesqueros y per au pasen dalgunos barcos que yá más nunca vuelven pasar.

Ta ente Verdicio y l'horizonte, camín de Viodo, diendo al Ferreru, cerca Coneo, xunto a Tezán. Au les gaviotes faen los ñeros, onde La Erbosa quedó a suañar. Dende au s’avista la vida entera como un abismu que da a l’océanu, una estayina que va a la mar. Ta ente’l cielu y precipicios, penriba’l Ferre, de Solarriba poco p’allá. Después de Lluanco, frente a Bañugues, per u se crucia pa nengún sitiu, per u se vira pal enxamás. Mui a la vera la llontanza, ta en dirección a la eternidá.


(C) Aurelio González Ovies
Tardes de cal viva y brea
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI

Viaje a Fisterra



Para Aurora. Para Aurorita y Manolo y Alfonso, compañeros de ruta.

Non é o mesmo. Antes éramos
moitos.
Los ojos se le llenan de agua
mientras mira retratos
y cuenta y acaricia respaldos de las sillas.
Denantes éramos moitos cuando
o día de festa.
Viajamos entre pinos camino
de Fisterra. Paramos en su casa.
Nos enseña el jardín, el hórreo,
la piel de una mañana en Paradela.
Nos comenta que ahora ya no tiene ilusión
ni por el huerto.
Nos explica el porqué del distinto color
de las hortensias:
que si plantas dos juntas se enamoran.
que una se queda blanca
y otra azulea.
Gústanme os recordos. Pero teño xa tantos
que me pesan. A casa é moi grande,
aunque estou a gusto. Eu son
feliz eiquí,
coas cousas de sempre e coas miñas penas.
Paradela está quieta,
solitaria,
con el gesto sereno que tiene Aurora
mientras coge del árbol unas ciruelas.
Paradela: prados, cuadras,
tejados de lousas lánguidas,
o cruceiro dormido frente
a la iglesia,
el viejo cementerio, silencioso,
como todos los cementerios de la tierra,
como todas las horas de la vida
y del tiempo
de los muertos,
como toda la luz de Paradela.

Vamos hacia Fisterra. Ella se queda allí
con su bata de alivio, con su apego
al granito y una hermana que tiene costurera.
Es agosto,
verano como de un mediodía muy antiguo,
como de sol de piedra.

(C) Marian Suárez
Aurelio González Ovies

De: "No"
Cuadernos Fíbula de Poesía. Avilés, 2009.

Realización:
María García Esperón
Música: "One man's dream". Yanni
Fotos: www.galiciaparaelmundo.com
MMXI

Panorámica


Asómate a las sílabas
más altas de la palabra hombre,
lo más al norte de la geografía carne,
lo más al borde de su abismal esencia.
Escucharás el trino de un pájaro muy viejo,
la perpetua agonía de una mujer parida,
los secos arañazos de los muertos,
el vacío y su brisa. El silencio. Sus cañas.

Muy hondo, el río. Y un rumor
como de avispas y de despedida.

Asómate a les sílabes
más altes de la palabra home,
lo más al norte de la xeografía la carne,
lo más al borde del so abismu y esencia.

Escucharás el trinu d'un páxaru muy vieyu,
la perpetua agonía d'una muyer parida,
los rabuñazos secos de los muertos,
el vacíu y la so brisa. El silenciu. Les sos cañes.

Mui fondu, el ríu. Y un rumor
como de griespes y despidida.

(C) Aurelio González Ovies
El cantu'l tordu
Recita: Joaquín De la Buelga
Realización vídeo: MGE
MMXI
 

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