Aurelio González Ovies: un modo de ser que se profesa



Aurelio González Ovies
Un modo de ser que se profesa

Por María García Esperón

Aurelio González Ovies, el universal poeta de Asturias, inauguró al lado de Antonio García Teijeiro el I Festival de Poesía Infantil Verso en Nubes Ciudad de León, llamado desde toda la fe en la infancia feliz por la escritora leonesa Asunción Carracedo.

Muchos de quienes estábamos ahí hemos leído intensamente a Aurelio. Hemos hecho su palabra nuestra carne y nuestra alma y nos hemos maravillado al atisbar la sencillez del ser humano que está detrás de esas letras para las que no hay calificativo porque han roto los límites de la palabra belleza.

No juzgues al árbol por sus frutos, ni al hombre por sus obras, dijo Jorge Luis Borges, pueden ser peores o mejores. Pero en Aurelio no hay distancia entre lo que escribe y su persona. Aurelio es su propia Palabra, y la magnitud de lo que otorga escrito en donde caben todos los registros, donde se miran y se reconocen todas las edades y todos los colores de piel y de bandera… la magnitud inconmensurable de las letras en las que nos ha entregado el mundo más hermoso desde que el mundo es mundo y la hermosura lo permeó, esa grandeza que no puede medirse con las categorías acostumbradas de lo humano, es en su persona y en su trato una simple y sencilla, cálida y amorosa humanidad.

Quien esto escribe pudo recorrer, como en un milagro o en un sueño, en pocas horas algunos rincones de la geografía del poeta. Y hablar de él con personas que lo conocen, que lo ven pasar, que lo saludan cotidianamente. “Soy aureliano”, me dieron más de una vez.
Así.
Sencillamente.
Entonces, Aurelio no es un poeta que se lea, sino un modo de ser que se profesa, y que se acepta así, sencillamente, como la vida, como la luz, como el agua.
Como la felicidad cuando tan sencilla y tan así, por fin te encuentra.

El tiempo por venir


Esperar es ponerse la piel de las burbujas
y dejarse subir, como el humo, despacio.
Y alcanzar una altura que rima
dócilmente con las altas montañas y el frío del deseo.

Y creerse burbuja y mirarse en redondo.
Descubrirse en el antes, transparente, sin nada.
Tocarse cristalino en el después, sin nada.
Y abrazarse a uno mismo otra vez, actualmente, al volumen
burbuja de la propia esperanza.

Esperar es precioso, preciso, en cualquier parte.
Hermosamente humano. Y a cualquier hora
pueden chiflar, desde lo lejos,
los vagones que traen viajeros impensables,
baúles que un difunto ha dejado a tu nombre
con anillos de verso y cuartillas labradas.

Así es como se espera.
Sabiendo ser paisaje en vez de tiempo,
geógrafo de toda una palabra.
Y se hace necesario quedarse muchas noches mirando las estrellas.

Las estrellas alumbran porque esperan.

Todo en la realidad espera otra ocasión
y vive hacia el mañana.

La belleza por llegar es la certidumbre más firme
del poeta.

Para esperar conviene arder.
El proceso es el mismo. Materia con astillas
donde una chispa escribe sus plurales.
Ardor que nace; ardor que se estremece. Ceniza.

Es hermoso esperar. Humanamente grande.
Mientras esperas llueve y zarpan barcos.
Puede hacerse de noche y ser muy pronto.
Nacer un mapa nuevo, cerrarse un episodio,
perpetuar una risa, esparcirse la música, descubrirse
un color o reencarnarse un sueño.

Hay muchas circunstancias en una nueva espera.

El tiempo por venir es la extensión más vivida
del poeta.

(C) Aurelio González Ovies
Marian Suárez
Una realidad aparte
Cuadernos FÍBULA de poesía
Aviles, 2005


Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI

Voz en extravío


Yo nunca seré el mismo. Jamás seré completo.
Cuando una pérdida acontece
empalidecen la gramática, los pronombres
más cómplices, los verbos posesivos.

Con una ausencia así sobre los hombros
yo voy por la existencia como un amante a ciegas
que cuando ve una estrella,
o cuando escucha el mar
finge que no es verdad la música del agua
que alumbra en mi retina;
y que eres el poema jamás finalizado,
la túnica sin fin de mi escritura
que busca en su dolor el finiquito de mi voz.

Rosa del sueño, garante de mis noches,
hazme daga del alba
sobre la piel abierta de todos los idiomas;
mi quietud de artilugio
sin que nadie dé cuerda
a mi extravío.

Pero yo ya lo sé. Ya nunca seré el mismo.

(C) Aurelio González Ovies
Marian Suárez
Una realidad aparte.
Cuadernos FÍBULA de Poesía
Avilés, 2005

Voz
María García Esperón
Música
L. Einaudi
MMXI

Un día más


La cocina prendida. El viento
en la ventana. La luz
a media fase.
Los calderos con agua. Madre fríe
patatas, con miedo a que tronara.
El armario, las puertas con los
cromos. La mesa. El bidón
de la leche, el bote con la nata.
La caldera que hierve, las zapatillas dentro
de la hornilla, por si padre llegaba.

La noche. El calendario. Un
tendal con la ropa encima
de la chapa. Las paredes
chorreando. Y el tiempo: aquel
olor a humo y a vida requemada.

(c) Aurelio González Ovies
Voz: Alejandra Moglia
Música: Les jours tristes, Yann Tiersen
2011

Volverás en verano




Volverás en verano
y encalaremos juntos la fachada del tiempo.
Aquí todo envejece a ritmo campesino
y te echamos de menos cuando tus rosas
revientan como un tiro de sangre.
Todos los días del año son los más oportunos
para añorar al ser que nos ha abandonado.
Pero tú volverás;
yo sé que te apetece escuchar las rodadas
de la infancia entre la manzanilla;
yo sé que tienes ganas de entender
qué dicen las gaviotas cuando rompen el sol a picotazos;
pero tú volverás
porque han puesto autobús para llegar al nunca,
porque el pueblo se queda poco a poco,
porque quiero cambiarte unos cromos del llanto,
porque te necesito para labrar el frío.
Volverás a esa hora temprano
y los niños irán ya a la escuela en pantalones cortos
y te diré en secreto por qué cantan los gallos
y te llenaré un libro del olor de las cuadras.
Volverás porque, a veces, si nos falta algún rostro
el pasado es reciente a cada siempre.

Mala suerte


Era un muchacho
tan débil
que lo tumbaba
la brisa;
le hacía daño
acariciarse
o ponerse una camisa.
Y encima la mala suerte
todavía lo perseguía.
Cuando jugaban al guá
resbalaba en las canicas;
y si formaban un corro
lo apartaban
a una esquina.
Al fútbol ni lo intentaba
eran todo balonazos,
como a diario...:
puñetazos de la vida.

(C) Aurelio González Ovies
Voz: María García Esperón
Música: Nightnoise
MMXI
 

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