Con Manuel E. Ramosl, María Eugenia Moyers, María Constantino... Querétaro lector |
Por María García Esperón
Desde San Miguel de Allende, algunos de los que asistiríamos a la presentación de la poesía de Aurelio González Ovies en el Centro Español de Querétaro llegamos, literalmente, bajo un arco iris
La emoción se hacía cada vez más grande, al llegar a la nueva sede del Centro y saludar a Juan José Téllez, quien se encargó de la organización y Arlene Nájera, que participó activamente en toda la planeación del recital, para comenzar a ver llegar a tantas personas que acudían a la cita con la Palabra que viene del Norte. Españoles y mexicanos que quedaron prendados por igual de la poesía de Aurelio, asturianos y santanderinos que hicieron un viaje profundo a sus paisajes y verdades del norte de España, mexicanos arrebatados por la belleza, sencillez y hondura de la expresión de Aurelio.
Ángela García, Juan José Téllez, Arlene y David |
Juan José Téllez leyó las palabras de presentación que enviara Joaquín De la Buelga en la mañana mexicana del 22 de junio, pintando al poeta de cuerpo completo, en su grandeza de creador que todos reconocemos y en su modestia y humildad, que todos admiramos.
Los cinco poemas de Vengo del Norte seleccionados hicieron la primera parte del recital y se hizo respiración de todos el alma universal de Asturias. Desde los primeros versos todos nos prendimos en ese pasaje a lo más hondo de la experiencia humana. Resalto la presencia de tres niños -alumnos de María Constantino- que escucharon la poesía con todos los sentidos abiertos, sin desprenderse ni por un momento de lo que en ese salón colmado de adultos ocurría.
La segunda parte, con los poemas de Aurelio más conocidos en España, se convirtió en confidencia, en plática de amigos muy queridos. Se dijo un poema en asturiano, Ubi sum, que colmó con su musicalidad cualquier apetencia de belleza. Lorenzo, un asturiano de Cangas de Onís casado con una soleadísima sonorense -Yo también vengo del norte... de México, me dijo ella sonriendo- me manifestó la sorpresa grata de escuchar hablar asturiano con acento mexicano.
Ybonne, de Sonora y Lorenzo, de Cangas de Onís. |
Al término del recital por mi parte, se invitó a los asistentes a leer algún poema. Circularon los cuadernillo elaborados para la ocasión, y un ejemplar de Esta luz tan breve. La primera en leer fue Noemí, española de Santander, quien manifestó las emociones y remembranzas que había vivido escuchando la palabra del poeta que viene del Norte. Arlene Nájera leyó Los panes y los peces y María Eugenia Moyers, gran amiga y directora del Círculo de Lectura Sor Juana Inés de la Cruz leyó Morir sin Medida... Y con el último verso de ese poema, dimos por terminada esa reunión en torno a la palabra del poeta que viene del Norte que nadie nunca podrá olvidar: