Aurelio González Ovies
Un modo de ser que se profesa
Aurelio González Ovies, el universal poeta de Asturias, inauguró al lado de Antonio García Teijeiro el I Festival de Poesía Infantil Verso en Nubes Ciudad de León, llamado desde toda la fe en la infancia feliz por la escritora leonesa Asunción Carracedo.
Muchos de quienes estábamos ahí hemos leído intensamente a Aurelio. Hemos hecho su palabra nuestra carne y nuestra alma y nos hemos maravillado al atisbar la sencillez del ser humano que está detrás de esas letras para las que no hay calificativo porque han roto los límites de la palabra belleza.
No juzgues al árbol por sus frutos, ni al hombre por sus obras, dijo Jorge Luis Borges, pueden ser peores o mejores. Pero en Aurelio no hay distancia entre lo que escribe y su persona. Aurelio es su propia Palabra, y la magnitud de lo que otorga escrito en donde caben todos los registros, donde se miran y se reconocen todas las edades y todos los colores de piel y de bandera… la magnitud inconmensurable de las letras en las que nos ha entregado el mundo más hermoso desde que el mundo es mundo y la hermosura lo permeó, esa grandeza que no puede medirse con las categorías acostumbradas de lo humano, es en su persona y en su trato una simple y sencilla, cálida y amorosa humanidad.
Quien esto escribe pudo recorrer, como en un milagro o en un sueño, en pocas horas algunos rincones de la geografía del poeta. Y hablar de él con personas que lo conocen, que lo ven pasar, que lo saludan cotidianamente. “Soy aureliano”, me dieron más de una vez.
Así.
Sencillamente.
Entonces, Aurelio no es un poeta que se lea, sino un modo de ser que se profesa, y que se acepta así, sencillamente, como la vida, como la luz, como el agua.
Como la felicidad cuando tan sencilla y tan así, por fin te encuentra.