Tras la puerta



Y los perros te esperan
tras la puerta,
hasta que apago luces
y ellos intuyen
que ha caído la noche
definitiva.

(Y me ensueño diciéndoles
que mi amor aún duerme...)

Deslumbramiento



¿Es luz u oscuridad
esto que tanto me cegó
por dentro?
¿por qué no veo
con los ojos míos,
con la misma ilusión
ni el mismo empeño;
¿por qué no abrazo
con la pasión de antes;
por qué no acudo
a quienes me reclaman;
por qué no correspondo
a quienes tanto quiero?
¿Es destino o anulación
esta oquedad continua?
¿Esta distancia inmensa
es manera de ser
o desaliento?

Miliario



Desde aquí hasta el vacío
                           nada
más que un momento.

Publicaciones 2017 de Aurelio González Ovies


Literatura infantil y juvenil Aurelio González Ovies


Postdata




Echa la llave.
Es hora de partir.

Cuelga a la puerta
aquel aviso que tanto
te gustaba:

Cerrado, por amor
un año
                 eterno.




Díptico de luz



El mundo. Oirás
tantas cosas sobre el mundo...,
¡tantas palabras...!
Pero el mundo no existe.
No lo busques.
No es más que una manera
de insinuar lo infinito,
como a lo que nos moja,
que le decimos: agua.
Como a lo que nos vive,
que lo llamamos voz.
Como a lo que nos queda,
que pensamos: camino.
Como a lo que está hueco
y es, pero vacío,
y que nombramos: nada.


La libertad. Oirás
tantas cosas sobre la libertad...,
¡tantas palabras...!
La libertad no existe.
No la busques.
Percibirás a veces su galope.
Sentirás que, algún día, te sobrevuela.
Te mentirá. En tus pies
te hará sospechar sus alas.
Perseguirás el humo, abrazarás
la niebla,
rozarás levemente la nostalcia
de los planetas. Y de pronto
la llaga. Enseguida la herida
de tus correas.

Lo nuestro -y es muy poco- está
sobre la tierra.

(C) Aurelio González Ovies
Entonces

Noche de circo



Padre, óyeme, padre,
llegaron hoy los cómicos,
tendieron ya la carpa.
Trajeron otra vez
una jaula muy grande
llena de frío
y un pájaro hermosísimo
que engulle el tiempo.

Caminan sobre hilos,
beben estrellas.
Rifan nieve inventada
y encantamientos.

Llévame, padre, llévame,
que no volverán nunca,
se les murio la Luna,
la cabra buena
y también Chismosilla,
la comadreja.
Y al burro gris, el viejo,
el que comía naranjas,
                     le flaquean las patas,
le cae el pelo.
Llévame, padre, llévame,
que, como dice abuelo,
de ahora hasta jamás
es un momento.

(C) Aurelio González Ovies
Entonces

No antes que yo


Soy yo más débil,
no te me vayas.
Necesito tus manos
y el vso de agua;
tu vejez difundida
sobre mis sábanas,
tu voz como el café
de las mañanas.
Quédate siempre,
que me haces falta
para abrirme la luz
de las ventanas,
para cerrar las tardes
de invierno, largas.
Siéntate aquí,
en nuestra casa,
entre la paz del fuego
y mi mirada.
Siéntate, ya sabemos
no decir nada,
ya nos une el silencio
como palabra.
Quédate siempre
sobre mi almohada,
junto a la oscuridad,
como una lámpara;
donde mis sueños sueñan
porque te abrazan.
Aquí, agarrada a la vida
de esta tu asa,
sosteniéndome así.
No te me vayas.

(C) Aurelio González Ovies
Estancia fugitiva

Aurelio González Ovies: Premio de las Letras de Asturias 2018



El 18 de enero próximo, a las 19:30 en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, Aurelio González Ovies recibirá el Premio de las Letras de Asturias 2018.

Aurelio González Ovies nació en 1964 en Asturias. Su pueblo, Bañugues, está situado al borde del poderoso mar Cantábrico que tantas verdades le susurró al poeta desde que siendo un niño abrió los ojos a la belleza. Los acantilados le revelaron sus misterios, las alas del nordés, -el viento nordeste- agitaron sus sueños y le revelaron la dimensión sagrada de la Naturaleza. Los pescadores y sus redes, la vieja mina y sus túneles y alumbrado de carburo, la cal de las paredes de casas sencillas, sin lujos, pero colmadas de amor humano, fueron el marco en el que transcurrieron sus primeros años.
Entonces, y durante toda su vida, fue fundamental la figura de su madre, Luz Ovies Quirós, una mujer extraordinaria que de la escasez material tejió abundancia espiritual y que rodeó la infancia de Aurelio y sus hermanos de un cariño luminoso como su nombre y que el poeta no ha cesado de reconocer a través de su obra. Siempre afirma que su madre fue el origen de su vocación literaria, pues acostumbraba cantar rondas, canciones y romances, en su hermosa lengua asturiana. Es el asturiano la lengua materna de Aurelio, en la que compuso sus primeros versos y que no ha dejado de cultivar, al lado de su creación en castellano. 

Doctor en Filología Latina y Profesor Titular de Latín en la Universidad de Oviedo, Aurelio González Ovies es todo un referente de la vida cultural asturiana. Ha sido profesor de muchas generaciones a las que ha transmitido su amor por los clásicos griegos y romanos. Su actividad poética ha transcurrido de manera independiente a grupos y corrientes, por lo que se ha constituido en el símbolo vivo del poeta auténtico y libre, cuya voz se levanta solamente en nombre de la poesía. Dejemos que, para finalizar esta breve nota biográfica de un inmenso poeta, él mismo se describa a través de su poema Ley de la palabra:

Yo no soy más grande que ninguno,
no poseo tampoco más riqueza.
Sino que al irse mi inocencia un día,
vi el camino del oro,
vi el camino de las posibilidades,
vi el camino de los devoradores,
vi el camino de la autodestrucción,
vi el camino de los acatamientos,
vi el camino de la desvergüenza,
vi el camino del miedo,
vi el camino de los reyes y de los tronos altos.
Y al irse mi inocencia un día,
miré a la libertad y fui tras ella.


Vi el camino sin ley de la palabra.



 

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