Una fecha sin más, por ejemplo esta noche, esta noche hermosa en que sé que nunca volveremos a vernos; pero hay luna y estrellas y la vida está quieta como un árbol. Esta noche, totalmente entera, y mañana todo se verá nostálgico y el recuerdo tendrá tus ojos desde entonces.
Tengo miedo a la muerte y a la vida y a decirte así de fríamente los adverbios con que te amo: ahora, de repente, apenas, enseguida, jamás, jamás. Jamás.
Cuando hayamos llegado nos dirán que la eternidad tampoco es para siempre. Echaremos de menos la ventana del cuarto donde tú devanabas la penumbra y sangraba la parra en la hora del otoño. La eternidad, seguro, es un dócil camelo antes de separarnos definitivamente.
Me acordaré de ti cuando caigan los copos de mi vida tarde a tarde y se vayan los pájaros huyendo de la nieve. Luego, el invierno no volverá a pasar por estos territorios.
Y al final seremos tierra inútilmente tierra. Tierra para la lluvia que nos caiga para los pájaros que vengan, para los niños que se escondan. Tristemente tierra para las hierbas que nos cubran, para los árboles que broten para los bueyes que nos aren. Solamente tierra para los hombres que construyan para las tardes que se vayan, para el recuerdo que nos nieve, para la brisa que nos borre. Tierra sobre la tierra indiferente.
Yo sé que mis palabras van siempre en busca tuya pero no hay otro modo de decir que te quiero. Y sé que mis palabras no han sido todavía capaces de expresarte.
Esta hora caerá de tus labios como la palabra amor, pasará por tus manos indetenible y no diremos nada. Solamente ahora estamos aquí, solamente nunca solamente. Esta hora es la última antes de que el tiempo dé vuelta y nos confunda.
(C) Aurelio González Ovies La hora de las gaviotas Voz: María García Esperón Música: Spheeris MMXI
Se necesita un ser que quiera compartir lo poco que tenemos de lo mucho que aún queda. [No han de importar sus años, su condición social su domicilio... Pero es urgente. Alguien que entienda todavía por qué se van los pájaros otoño arriba a qué ha venido el hombre a qué flor pertenece el color de los sueños, en qué mes se desbordan las razas infelices, con qué uvas se pisa la esperanza, con qué refrán se cura la maldición de estar siempre tan tristes. SE REQUIERE que sepa manejar el idioma de las cosas sencillas. y calcular el radio de los besos y valorar los rostros que carecen de marca y escribir en presente las ilusiones muertas y entender la estructura de los gestos. PREFERENTEMENTE niño - hombre - mujer - adolescente, de la piel que quisiera, con los ojos redondos como un significado, con la voz siempre en fuga como las libertades y las manos abiertas como diez intenciones. Pero un ser, ante todo que jamás haya visto un chubasco de sangre, que no haya puesto nunca una trampa a la vida, que haya bebido a veces un mar de malos tragos y a veces con la rabia haya comido tierra. Es también requisito presentarse a deshora con el inmenso encanto de lo que no se espera, con la sonrisa fresca como un chorro del alma y el eterno secreto por que uno se enamora. Alguien que prometiera que es preciso muy poco para ser muy feliz a toda costa. Pero es urgente.
No sé qué página es esta de mi vida, pero de lo que resta voy a escribir muy poco. Voy a decir que hoy es un día hermoso para ausentarme y compartir conmigo lo que no me comprendo todavía.
(C) Aurelio González Ovies La hora de las gaviotas Voz: María García Esperón Música: Yanni MMXI
Ye too norte. Ye’l norte en puntu. Per au albancia la claridá. Onde la tierra se desvanez y la lluz güel a ocle y sal. Ye fin, principiu. Ye’l cabu’l mundu, l’entamu l’agua. Ye superficie y profundidá. Castru y Gaviera onde les foles cueyen relevu y el nordés xunce les sos dos ales y echa a volar. Ye onde la rosa los vientos brama. Onde la nueche ta siempre encesa y la borrina suel madrugar. Per au traxinen toles vapores, ye per au borien tolos pesqueros y per au pasen dalgunos barcos que yá más nunca vuelven pasar.
Ta ente Verdicio y l'horizonte, camín de Viodo, diendo al Ferreru, cerca Coneo, xunto a Tezán. Au les gaviotes faen los ñeros, onde La Erbosa quedó a suañar. Dende au s’avista la vida entera como un abismu que da a l’océanu, una estayina que va a la mar. Ta ente’l cielu y precipicios, penriba’l Ferre, de Solarriba poco p’allá. Después de Lluanco, frente a Bañugues, per u se crucia pa nengún sitiu, per u se vira pal enxamás. Mui a la vera la llontanza, ta en dirección a la eternidá.
(C) Aurelio González Ovies Tardes de cal viva y brea Voz: María García Esperón Música: Yanni MMXI
Para Aurora. Para Aurorita y Manolo y Alfonso, compañeros de ruta.
Non é o mesmo. Antes éramos moitos. Los ojos se le llenan de agua mientras mira retratos y cuenta y acaricia respaldos de las sillas. Denantes éramos moitos cuando o día de festa. Viajamos entre pinos camino de Fisterra. Paramos en su casa. Nos enseña el jardín, el hórreo, la piel de una mañana en Paradela. Nos comenta que ahora ya no tiene ilusión ni por el huerto. Nos explica el porqué del distinto color de las hortensias: que si plantas dos juntas se enamoran. que una se queda blanca y otra azulea. Gústanme os recordos. Pero teño xa tantos que me pesan. A casa é moi grande, aunque estou a gusto. Eu son feliz eiquí, coas cousas de sempre e coas miñas penas. Paradela está quieta, solitaria, con el gesto sereno que tiene Aurora mientras coge del árbol unas ciruelas. Paradela: prados, cuadras, tejados de lousas lánguidas, o cruceiro dormido frente a la iglesia, el viejo cementerio, silencioso, como todos los cementerios de la tierra, como todas las horas de la vida y del tiempo de los muertos, como toda la luz de Paradela.
Vamos hacia Fisterra. Ella se queda allí con su bata de alivio, con su apego al granito y una hermana que tiene costurera. Es agosto, verano como de un mediodía muy antiguo, como de sol de piedra.
(C) Marian Suárez Aurelio González Ovies
De: "No" Cuadernos Fíbula de Poesía. Avilés, 2009.
Realización: María García Esperón Música: "One man's dream". Yanni Fotos: www.galiciaparaelmundo.com MMXI
Asómate a las sílabas más altas de la palabra hombre, lo más al norte de la geografía carne, lo más al borde de su abismal esencia. Escucharás el trino de un pájaro muy viejo, la perpetua agonía de una mujer parida, los secos arañazos de los muertos, el vacío y su brisa. El silencio. Sus cañas.
Muy hondo, el río. Y un rumor como de avispas y de despedida.
Asómate a les sílabes más altes de la palabra home, lo más al norte de la xeografía la carne, lo más al borde del so abismu y esencia.
Escucharás el trinu d'un páxaru muy vieyu, la perpetua agonía d'una muyer parida, los rabuñazos secos de los muertos, el vacíu y la so brisa. El silenciu. Les sos cañes.
Mui fondu, el ríu. Y un rumor como de griespes y despidida.
(C) Aurelio González Ovies El cantu'l tordu Recita: Joaquín De la Buelga Realización vídeo: MGE MMXI